Décadas por delante de su tiempo, y consciente de la creciente preocupación por la sostenibilidad y el futuro de la Tierra, el fundador de King, David King, quedó sorprendido por la proliferación de «muebles rápidos», que a mediados de los años setenta se dejaban en las aceras de Sídney para su recogida, una práctica que continúa hoy en día con una nueva generación de muebles planos ultrarreducidos.

 

Ahora se sabe que muchos muebles acaban en vertederos

Se dio cuenta entonces, y lo sabe ahora, de que estos artículos iban a parar a los vertederos, donde los gases producidos por el proceso de descomposición se convertían en un factor que contribuía al cambio climático.

Deseoso de hacer algo contra este desperdicio innecesario, David King fundó su propia empresa de muebles en 1977, basada firmemente en la creencia de que el buen diseño y las piezas de calidad deben durar toda la vida, tanto en estructura como en estilo.

Este principio sustenta todos los aspectos de la ética de King, con un compromiso constante de ofrecer estilos clásicos de alta calidad, hechos a medida por expertos para garantizar que los compradores adquieren una pieza que les durará toda la vida.

«Como tenemos pleno control sobre nuestros productos, podemos garantizar que los componentes que utilizamos son reciclables y que los muebles durarán», afirma King.

La diferencia de King comienza con la innovación en el diseño, incluido el uso de estructuras de acero de precisión, que soportan el exclusivo sistema de asiento Postureflex®.

Estas sólidas estructuras de acero tienen una garantía de 25 años y permiten fabricar muebles que pueden desmontarse fácilmente para su renovación o recuperación.

De este modo, los clientes pueden dar una nueva vida a sus muebles, en lugar de enviarlos al vertedero, y los artículos modulares e inteligentes son infinitamente versátiles en cuanto a la configuración de las habitaciones, al tiempo que prometen comodidad y longevidad.

Ni que decir tiene que los materiales se seleccionan cuidadosamente por sus atributos sostenibles, con una mezcla de métodos artesanales tradicionales y tecnología punta, empleada siempre que es posible.

Gran parte de la piel utilizada en las sillas y sofás King procede de países con estrictas normas de bienestar animal, como Nueva Zelanda, y se procesa en curtidurías dedicadas a reducir el consumo de agua y energía, así como el uso de productos químicos.

En cuanto al servicio posventa, King vuelve a ir más allá para garantizar la longevidad de sus muebles, prestando servicios profesionales de limpieza y recuperación.
La alfombra Avalon, que aparece arriba, está tejida totalmente a mano, utilizando ingeniosamente hilo fabricado a partir de botellas de plástico recicladas.


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